El Museo cumple once años.
Aquí estoy de nuevo con otra entrada del Blog, que no tiene seguidor alguno pero que es visitado por unas 250 personas al día. No es un dato desdeñable teniendo en cuenta que los contenidos que hoy venden no son precisamente los culturales, o aquellos en los que se pueda aprender algo sino aquellos que ofrecen ordinarieces, imbecilidades o actividades dignas del mejor pervertido que te puedas echar a la cara. Por desgracia ese es el nivel.
Para empezar, vamos a dar un repaso a los trabajos que se han llevado a cabo en estos once años. No han sido pocos teniendo en cuenta que de esos once años, dos estuvo casi cerrado por la enfermedad de mi Padre, otro más por el Covid y otros seis meses más por diversos motivos. El Museo no está abierto al público desde 2015. es una colección privada y como sabéis se puede visitar con cita previa. Eso se debió a la ley de administración de Museos de 2014, que básicamente es una vía de la administración para hacerse con la propiedad todos los Museos privados. Lamentable pero cierto. Se podía haber continuado con un cambio de actividad pero ocurre que ya estoy hasta los cojones de estar mareando la perdiz, por culpa de una serie de subnormales encabronados dedicados a joder la vida de la gente que les paga el sueldo.
Y como diría mi amigo Roger Devereaux, dejémonos de esta charla de intrigas y farsas y vamos a lo que interesa. La primera maqueta que se hizo en el Museo la conocéis bien y si tenemos salud y tiempo, la veremos este año muy mejorada. Se trata del cañón alemán “Gustav”. La maqueta la adquirí dos años atrás pero el kit es tan enorme que no había posibilidad de montarlo en el piso donde vivíamos, de modo que hubo que esperar a trasladarnos al Museo para hacerla en una sala específicamente diseñada para semejantes tareas. El tema no tuvo desperdicio pues tardé unas cinco semanas en tener la pieza a punto. Como había un poco de prisa por abrir se le hizo una base provisional que habrá que reemplazar. El Gustav es una de las piezas más interesantes del Museo y como os digo va a sufrir una transformación bastante potente.
El segundo trabajo fue el portaaviones USS J. F. Kennedy en escala 1/72, buque que ha sido muy popular en las ultimas semanas. Lo cierto es que ya teníamos otro portaaviones de este tamaño que recorrió varias exposiciones pero, se encontraba ya en muy mal estado y decidimos que era necesario hacer un barco nuevo para exponerlo en la sala.
Este buque se hizo bastante rápido y la verdad es que quedaron muchas cosas por acabar en él. No le di importancia pues de cara al público esas cosas eran irrelevantes. No obstante y como sabéis, el portaaviones ha sido sometido en los últimos meses a unas obras de mejora y reconstrucción muy profundas. Se trata de una de las primeras maquetas diseñada completamente en Autocad y que además ha acabado llevando un montón de piezas impresas en 3d. Hay que decir que esa tecnología le ha dado una nueva vida al Museo. Tal y como os comento cuando venís, la impresión 3d ha permitido mejorar las maquetas en un tiempo muy correcto y a un precio mínimo.
El portaaviones es la pieza central del Museo y digo, ¿Se va a seguir mejorando? Claro que si. En realidad estas maquetas no se acaban nunca. Siempre hay algo nuevo que hacerle, alguna pieza que añadirle… Lo dicho, nunca se acaba.
En estos once años he construido unos cincuenta barcos a distintas escalas pero entre ellos podemos destacar los tres acorazados de clase Iowa en escala 1/72. En realidad son dos pues el primero de ellos es en realidad la reconstrucción de un barco de unos treinta años. No obstante la magnitud de la restauración de ese acorazado ha sido tal, que podemos considerarlo a todos los efectos una nueva construcción. La diferencia entre ellos es que los dos últimos, el USS Missouri y el USS Wisconsin pesan unos 20 Kg. Y el primero más de 100 Kg. Hay que tener en cuenta que fue el primer buque grande que construí y por lo tanto faltaba la experiencia a la hora de elegir y poner materiales. También faltaba la experiencia a la hora de ver cómo se comportaría un casco tan grande a la hora de transportarlo y por ello acabó con una sobredimensión, que a efectos de moverlo resulta de lo más desagradable. Pero bueno, la restauración ha merecido la pena por completo y además con ella se puso a prueba la capacidad de la impresora 3d para hacerse con trabajos de estas características.
Los dioramas en escala reducida siempre han sido para mí muy atractivos. Por eso a lo largo de estos once años he ido realizando algunos que he considerado adecuados para exponer. Hay tres de estos dioramas en el Museo de los cuatro realizados. El cuarto es la maqueta de Benavente en escala 1/700 que realicé para la Oficina de turismo de la citada localidad y que se puede ver allí.
Los otros tres representan una base naval soviética en la época de la guerra fría, el acorazado alemán Tirpitz en su fondeadero de Noruega y el astillero de Harland & Wolff de Belfast. ¿Cómo surge la idea de hacer estos dioramas? Bueno, el diorama del acorazado Tirpitz en su fiordo era algo que yo tenía en mente desde que tenía doce años. Hay pendiente de construir una maqueta de gran tamaño de este acorazado o de su hermano Bismarck para exponer en el Museo, pero por ahora eso tendrá que esperar. No obstante la idea de hacer el fiordo con el acorazado en un diorama de 2.00 x 1,00 metros era viable, podía realizarse en apenas una semana y por tanto ahí la tenemos.
Para la base soviética no hubo que pensar mucho pues yo ya tenía una serie de barcos y submarinos de ese País en escala 1/700. Por tanto, más que nada era una necesidad. El diorama es además muy original y también se va a ir mejorando y ampliando en la medida de lo posible.
El astillero de Belfast es una maqueta que realicé con bastantes dificultades debido a mi natural impaciencia a la hora de trabajar. Yo ya disponía de barcos a mansalva para llenar el puerto pero hay una treintena de edificios a cada cual más interesante y que dieron un trabajo que parecía inacabable. De todos modos estuvo lista en unos treinta días y desde el primer momento se vio que era demasiado pequeña. Pequeña no en el sentido de la escala sino del tamaño en sí. Por eso ya estoy trabajando en su ampliación, de modo que podamos ver en la misma todo el astillero y no una porción del mismo. Eso además permitirá exponer toda la colección de buques en escala 1/700 que a día de hoy permanece en gran parte almacenada.
Una vista general de los dioramas en escala 1/700. Benavente, Belfast, la base naval soviética y el Tirpitz en su fondeadero de Noruega. |
La maqueta ferroviaria MGC-1 fue una pequeña maqueta de 2,00 x 1,00 metros bastante elaborada, que estuvo expuesta en la sala un par de años. ¿Por qué se hizo esta maqueta? Sencillo. En 2015 ya se había comenzado a construir la infraestructura de la maqueta ferroviaria “Grand Central” de 600m2 pero se vio que aquello no estaría acabado en breve. Ni mucho menos. Por eso decidí hacer una pequeña maqueta ferroviaria para exponer en la sala a modo testimonial. Eso por una parte pero la razón principal fue experimentar con los trenes que se iban a usar en la maqueta grande. La maqueta MGC-1 estaba a veces funcionando una semana seguida día y noche. Yo inspeccionaba el desgaste en las locomotoras, su adherencia, el comportamiento de los vagones en condiciones extremas de temperatura y más cosas. La información que salió de esa pequeña maqueta durante su estancia en la sala fue muy valiosa a la hora de diseñar los recorridos de la instalación definitiva. También por supuesto proporcionó muchas horas de diversión y entretenimiento. Este trabajo ya no está en el Museo pero es importante mencionarlo.
La maqueta ferroviaria MGC-1 ¿Mas cosas? Vamos a por más. El portaaviones USS Lexington en escala 1/72 es otro de los buques que se han construido en estos once años. Este buque se hizo para disponer de un segundo portaaviones a gran escala y para establecer una comparación entre el mismo y el portaaviones USS J. F. Kennedy. Se trata de portaaviones de distintas épocas y por tanto podemos observar la evolución en el diseño de estos navíos. El USS Lexington se construyó de modo simultáneo a los dos acorazados Clase Iowa en la misma escala ya citados. Se hizo así para ahorrar tiempo y recursos y hay que decir que fue uno de los mejores momentos de estos años. Era un momento en el cual el trabajo era ilusionante pero por desgracia y por diversos factores esa ilusión se ha perdido por completo. No estaré muy equivocado al decir que a casi todos vosotros con toda seguridad os pasa lo mismo pero bueno, hay que seguir con la faena.
Este portaaviones se construyó en unos cien días. Cien días movidos de verdad y ahora, el buque está en espera de recibir unas mejoras idénticas a las que han recibido el resto de sus compañeros de flota. Las mejoras van a consistir en ponerle unas cuatro mil piezas 3d que ya están diseñadas pero… La impresora 3d está saturada de trabajo y las mejoras tendrán que esperar como dos meses como mínimo. Además, los aviones de época para él ya están diseñados en Autocad y se van a fabricar aquí en 3d. De ese modo se ahorra dinero, se tiene lo que se quiere y en las cantidades que se deseen.
El portaaviones USS Lexington en escala 1/72. |
Una actividad que no se ha dejado de hacer a diario en el Museo es el dibujo. El Museo nació con el Autocad “puesto” de modo que aquí no he tenido la clásica mesa de dibujo. ¿Cuantos dibujos Autocad se han hecho en estos once años? Muchos. Unos seiscientos dibujos 3d y varios miles en 2d. Algunos de ellos están expuestos en la sala pero se van a reemplazar por otros mucho más elaborados. La idea de poner un proyector con una pantalla para que el personal vea los renders que se hacen y los dibujos 2d es una idea que se va a llevar a cabo en cuanto se pueda. Por motivos obvios no podemos imprimir cientos de dibujos pero sí se pueden proyectar en la sala. Os dejo algunas muestras de renders y dibujos 2d que ya conoceréis pero bueno, no está de más verlos de nuevo.
Y ahora, como no quiero extenderme más, a quienes habéis venido al Museo a apoyar la labor gracias de verdad. Esto es un lugar apartado al que hay que venir a propósito y entiendo que no es sencillo. Aquí tenéis vuestra casa.
A quienes habéis venido y habéis abusado de mi confianza, y con esto me refiero a ciertos grupos de jetas subidos en moto que van por la vida pensando que todo es gratis y a algún ex-profesor hijo de puta, deciros que ya no se os va a atender más. De hecho alguno ya se ha ido por perteneras. Da igual si venís desde Pernambuco pues no voy a molestarme ni en salir. Este trabajo hay que ponerlo en valor y eso no se hace inundando la sala con una panda de muertos de hambre que entre todos no llevan cinco euros en el bolsillo.
Ahora, vamos a intentar llegar a los doce años y espero que vosotros lo veáis.
Un saludo a todos.
José Luis Blanco García. Museo Grand Central